lunes, 7 de noviembre de 2011

Noticia: Cómo topar el dinero público que va a empresas privadas

Latinoamérica limita lo que los gobiernos dan cada año al sector privado en contratos de obras públicas SUSANA R. ARENES MADRID 07/11/2011 08:00 Actualizado: 07/11/2011

A nadie se le ocurriría pensar que países con un gran desarrollo por delante en infra-estructuras, como Uruguay, podrían tener algo que enseñar a España y a sus constructoras, que son las primeras empresas del mundo en este campo. Pero sí. Por ejemplo, cuál es la fórmula para seguir invirtiendo en carreteras, ferrocarriles o aeropuertos (un motor para crear empleo) teniendo cada vez menos dinero y, aquí está la clave: sin endeudar durante décadas a los futuros gobiernos hipotecando, así, el destino del dinero que pagan los ciudadanos en impuestos.
El nuevo Ejecutivo que salga del 20-N deberá replantearse el modelo de infraestructuras que quiere para el país después de una década de grandes inversiones, sobre todo en AVE, y con la obligación que impone Bruselas de austeridad en los presupuestos para cumplir con el déficit. La realidad es que, aunque este año Fomento invertirá más del doble que el año pasado (3.600 millones en todo 2010), las cifras quedarán lejos de los 9.000 millones de 2009. Y 2012 será peor, temen constructoras y expertos.

Límites anuales

España estaba en la vanguardia en concesiones de infraestructuras. Pero ha tenido fracasos, como las autopistas radiales de Madrid, al borde de la quiebra. Ahora, se está quedando atrás. La prueba es que países de Latinoamérica, como Uruguay o Colombia, han aprobado leyes para poner topes al dinero que cada año pueden destinar los gobiernos a pagar estos contratos con empresas privadas. En Uruguay, es el 0,5% del Producto Interior Bruto, como explica su ministro de Transporte, Enrique Pintado. Es una lección que España deberá apren-der, apuntan los expertos.

1 comentario:

  1. Si, tenían razón: "Keynes ha muerto". O mejor dicho le han matado. Por lo menos en Europa (en Estados Unidos se puede percibir un cierto aire con algo de tufillo a Keynes, al contrario de lo que pudiera parecer).
    La noticia refleja que el tipo de políticas que se están haciendo dan la espalda al lanteamiento Keynesiano, pero le da un tratamiento curioso al asunto: no es que en España no se haya caído en la existencia de una solución que siempre ha estado ahí y que ha demostrado su eficacia en el Siglo XX; directamente se deshecha por motivos ideológicos. No hace falta que nos enseñen modelos de desarrollo keynesianos, necesitamos querer llevarlos a cabo; o mejor dicho, necesitamos que la clase política (y con esto me refiero a los partidos que conforman el bipartidismo de hecho) quiera llevarlos a cabo.
    Y es curioso decir esto cuando uno de esos dos partidos es el de la teórica social democracia de España.
    Keynes ha muerto, y con él la social democracia.

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